miércoles, 9 de marzo de 2011

La Policía Nacional y su inteligencia



Hace unas pocas semanas que la Policía Nacional informó que trabajaría con recursos científicos para lograr mayor eficiencia en los procesos investigativos y justo en esos días fue cuando se supo del robo ejecutado por el mensajero, Carlos David García Rojas, quien cambió un cheque de 5.5 millones de pesos y cargó con el botín, del cual regaló a sus secuaces importantes cantidades.
A más de 15 días de los hechos a penas se tienen informaciones, pero fundamentalmente nada de importancia: que están siguiendo pistas, que el hombre se está moviendo de un lugar a otro, que está armado, que había planeado el robo desde hace unos tres años, trabajó en ganarse la confianza de la empresa para quienes trabajaba.
Ahora todo empresario está ideando métodos que le garanticen la seguridad e integridad de sus movimientos económicos, claro que los bancos aprovecharan estas circunstancias para recordarle a sus clientes y potenciales clientes que existen mecanismos de seguridad para evitar este y otros tipos de situaciones a pesar de las prisas que a veces se presentan en el día a día de un negocio.
Otro de los elementos que siguen rozando en los comentarios es: que tan inteligente puede ser este individuo, porque también quedó evidenciado que al igual que otras muchas personas vivía doble vida, por un lado una esposa que conoce la familia y por el otro una novia cómplice de la cual la familia no tenía información, ahora para eso no se requiere inteligencia, solo descaro.
Pero mantenerse apartado, sin que los llamados organismos de inteligencia y ahora inteligencia científica de los cuales la policía nacional ha hecho alardes, pueda dar con él nos dice que este ordinario mensajero, de limitada formación académica o es muy inteligente y verdaderamente cubrió todas las posibilidades en sus años de planeación e incluso esos cuñados y novia fueron una cortina de humo para tener el tiempo de escabullirse quizás en un vuelo fantasma como los que fueron detectados desde el aeropuerto de Santiago el pasado año o en un bote privado con aire acondicionado y todas las comodidades de los que llegan a Puerto Rico o cualquier otro destino por una fuerte suma de dinero.
Por el momento, este hombre ha logrado dejar en el ridículo al jefe de la Policía y sus sofisticados organismos de investigación, porque no podríamos pensar que existe algún tipo de contubernio entre policía y delincuentes, claro que tampoco sería un acontecimiento ajeno a nuestra realidad.
Barómetro de las Américas en su más reciente publicación volvió a dejar evidenciado la poca credibilidad que disfruta la policía entre la ciudadanía, una razón de peso para escarbar y encontrar personal entrenado, calificado, honorable y comprometido con hacer las cosas diferentes, ejecutar cambios progresivos en ese organismo. Sin embargo, permanecemos patinando entre lo obsoleto, desmotivante, analfabetismo y la miseria individual, la cual llega a ser un gran hoyo negro que no permite mejoras.
De ser cierto que un solo hombre ha burlado todos los sistemas de inteligencia, hay que preguntarse con gran pavor “quien nos podrá defender” porque seguimos pagando un cuerpo policial, mal pagado es cierto pero pago, el cual no puede dar respuesta en una llamada de emergencia porque no tiene gasolina para desplazarse, que no puede evitar un atraco ni siquiera en el parque Mirador Sur porque a pesar de tener un destacamento allí, nunca están atentos, e incluso hasta poner una denuncia es complicado, tanto que hasta por temor a encontrarse con el atracador vestido de policía la gente deja de ir, pero especialmente porque no se sienten atendidos, representados, o protegidos.
Muchos afirman que García Rojas seguro terminará muerto en un intercambio de disparos, porque ya la policía dijo que él está armado y es peligroso, ahora bien, no estará muerto desde ya, y en ese caso donde está el dinero y la pregunta surge porque el dinero tiene tantos amigos; y este caso no tiene tanto relieve, pero hasta el momento parece parte del crimen organizado y nadie le da crédito a esa idea.
Si en un caso tan sencillo, de un solo hombre es tan difícil resolverlo, como es que logran atrapar otros más grandes, que es lo que no está siendo tomado en cuenta o no se está diciendo, porque el jefe de la policía, general José Armando Polanco Gómez, está tan tranquilo, la sociedad necesita respuestas reales a estas problemáticas reales o seguiremos sin tener la mínima confianza en el que debería ser uno de los más creíbles organismos del Estado.

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