Al ver la situación económica de las diferentes sociedades, es fácil visualizar que el momento actual es interesante, como dice un adagio “los tiempos de crisis también son tiempos de oportunidades”. El solo hecho del especulativo incremento del petróleo crea una fuerte presión sobre los gobiernos, quienes deben asumir y aplicar políticas tendentes al ahorro, ayer el presidente Leonel Fernández se reunió con su gabinete de gobierno, precisamente para analizar posibles medidas, similares a las asumidas en 2009.
España, por ejemplo recién aprobó una serie de medidas de alrededor de una veintena de medidas encaminadas a ahorrar unos dos mil 300 millones de euros, los cuales no solo son un ahorro en metálico, también tiene una conciencia verde. Nosotros en cambio estamos pensando en ahorro porque el bolsillo nos asfixia, aunque para este caso la motivación no es lo más importante, sino los resultados.
De manera independiente y privada hemos ido ganando una conciencia relativa al ahorro de recursos múltiples, pero también de conciencia y respeto para con nuestro ecosistema. Por ejemplo, la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos, El Banco Popular, y otras muchas entidades han presentados sus ganancias en estos temas, algunos de los cuales son entregadas a sus empleados a sus comunidades como estimulo para seguir desarrollando la cultura del ahorro.
Reducir, reciclar, rehusar son tres palabras claves, muy alejadas de los términos que en nuestra sociedad han sido parte de la cultura de “eso es del pueblo” o “eso es del Estado” en franca alusión de no me importa y no me siento comprometido con su cuidado. Sin embargo, con pequeñas medidas como la utilización de bombillas de bajo consumo o el apagado cuando no los estamos utilizado, abrir la nevera solo cuando es necesario y por el tiempo justo o apagar el monitor del computador al no utilizarlo, podemos lograr hasta un 40 por ciento de reducción en la factura.
Corregir un goteo de una gota por segundo en un grifo de la cocina o el baño equivale a dos mil 400 galones al año, el escape promedio de un inodoro puede desperdiciar unos 200 galones por día. La poca conciencia en este aspecto tiene mucho que ver con el que este preciado servicio sea también subsidiado y no pagemos el precio justo, de ahí el descuido y la poca conciencia.
Los Estados, incluido el nuestro se preocupan más por aspectos como petróleo, pero todo está relacionado porque no solo es combustible vehicular, o para plantas de generación eléctrica, a lo cual también hemos ido buscando algunas soluciones alternativas como las hidroeléctricas, los paneles solares, molinos de viento e incluso las turbinas marinas que ya son una realidad, es que si logramos verlo como un todo integrado hablaríamos de ahorro de dinero, protección al medio ambiente y mejor calidad de vida.
Hasta que veamos las medidas de ahorro como parte integral de nuestras vidas, una cultura, por ejemplo como las religiones que integran mandamientos y obediencia como fundamentos para obtener la vida eterna, no lograremos crear esa conciencia, los ambientalistas y sus recomendaciones seguirán luciendo fanáticos que aburren al hablar de que en tan solo 50 años la República Dominicana podría haber sufrido cambios radicales y permanentes en su geografía producto del cambio climático, del cual escuchamos hablar pero que en verdad no terminamos de aquilatar
Cada vez tenemos un despertar más significativo a estos temas y uno de los puntos favorables de los Tratado de Libre Comercio son estos las buenas prácticas ambientales que son exigidas por diversos países para comprar productos, las cuales obligan a nuestras empresas y al Estado a ser protectores de sus entornos, pero además los organismos de cooperación que trabajan en estas direcciones.
El éxito del nuevo paquete de medidas de ahorro que el gobierno y su gabinete se plantee, necesariamente tiene que estar vinculada a la conciencia, porque podemos volver a la represión del pasado cuando militarizamos las gasolinerías a partir de ciertos horarios, pero el compromiso y el conocimiento tiene más poder que la fuerza, cuando nos sentimos parte de algo, entonces nos comprometemos y lo defendemos, pero cuando es por obligación lo despreciamos y lo olvidamos.
Esta es una oportunidad de oro, para salvar recursos, pero también para alcanzar una conciencia de compromiso hacia muchas directrices de crecimiento social, ambiental y económico, las cuales pudieran perdurar por mucho tiempo, lo que necesitamos es un plan inteligente.
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