viernes, 30 de agosto de 2013

Hasta cuando ser padres?


Existe un refrán que dice “mirarse en espejo ajeno”, refiriéndose al aprendizaje a través de las situaciones que viven otras personas, a fin de aplicarlas a la vida  sin tener que vivir los momentos dolorosos que los primeros vivieron.
Recientemente, estuve observando un padre con su hija, adulta, profesional y que ya no vive bajo el mismo techo, ni siquiera en una misma ciudad. 
Él la recibió, la abrazó cada vez que pudo durante el tiempo que pasaron juntos, condujo su automóvil y a ella la sentó en la parte trasera del vehículo, revisó mecánicamente el auto, le cambió aceite, lo mandó a lavar y brillar y al despedirla de regreso a la ciudad donde ella vive le dio las instrucciones de manejo y precaución.
La jovencita que refiero fue una estudiante sobresaliente, es una profesional que compitió con experimentados de su área y ganó el trabajo que hoy ocupa, es una joven mujer preparada, competitiva, muy educada, atenta y servicial y en gran medida se lo debe a su padre, con quién vivió la mayor parte de su vida.
El padre habla con gran entusiasmo sobre su hija y los logros alcanzados, pero no deja de verla y cuidarla como su pequeña consentida, porque  la gran mayoría de los padres ven a sus hijos, sean exitosos o no, como sus niños amados. 
Ser padre o madre es un trabajo de tiempo completo y para toda la vida, y quienes no lo viven así  entregan a la sociedad personas tristes, dolidas, insatisfechas, poco productivas y sin mayores compromisos sociales e individuales. 
Todos necesitamos ese espejo para vernos, entusiasmarnos y comprometernos con determinadas metas.

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