La pasada semana en este mismo espacio comenté lo que pude observar en Santiago de los Caballeros tras el remozamiento de sus calles, donde las aceras fueron reconstruidas para mayor hermosura, sin tomar en cuenta las necesidades de personas especiales y otras no tan especiales.
Tras esa publicación recibí la retroalimentación de la colega Luisa Rebeca, de cuyo texto hoy reproduzco un fragmento para ustedes.
“El intento de ‘adoquinar’ las calles del centro histórico ha puesto en peligro a quienes a diario se desplazan por sus calles.
Graves los casos debido a la falta de previsión y planificación de los mismos, al trabajo mal hecho que dio como resultado unas aceras con desniveles sorprendentes que provocan diariamente caídas a jóvenes y envejecientes.
“En época de lluvia, la situación se agrava, debido a que el transeúnte debe descender al pavimento, ya que las aceras se llenan de agua, debido al desnivel, registrándose casos muy graves en la calle San Luis, tramo comprendido entre Restauración y Beller, a mano derecha y en la calle Restauración, tramo entre Duarte y España, a mano derecha.
El mismo sistema de adoquines simulados es utilizado en la parte exterior del Edificio Gubernamental Antonio Guzmán (Huacalito) y la parte frontal del Hotel Matum, donde sí fueron aplicados los rigores pertinentes para que los resultados fueran buenos. Sin embargo, en el centro histórico de Santiago ha constituido un grave peligro, no solo para las damas en calzado de tacón, sino también para quienes utilizan zapatos planos.
“Es preciso que este trabajo sea revisado para hacer de Santiago una ciudad más viable y más propensa a que la gente acuda a su centro histórico, de día o de noche, para disfrutar, sin tropiezos ni experiencias incómodas, de esta ciudad...”
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